ASTM D1735: resistencia al agua de recubrimientos con niebla de agua (water fog)

Descripción

¿Tus recubrimientos presentan ampollas, pérdida de brillo o desprendimientos tras exposición a humedad continua y no sabes si el origen está en la formulación, el curado o el sustrato?

Esta práctica define los principios básicos y las pautas generales de operación para ensayar la resistencia al agua de recubrimientos dentro de un gabinete de niebla de agua, un entorno controlado de humedad continua similar al que se utiliza en pruebas de niebla salina. En este contexto, el objetivo es exponer las probetas a un rocío acuoso uniforme y estable para observar cómo responden los sistemas de pintura ante la presencia sostenida de agua.

El documento se concentra en cómo obtener, medir y controlar las condiciones del ensayo y en cómo llevar a cabo la exposición. Deliberadamente no fija cómo deben prepararse las probetas, no impone condiciones únicas de exposición ni establece criterios de evaluación del daño: esos elementos se acuerdan caso por caso o se apoyan en documentos complementarios.

Las unidades del Sistema Internacional (SI) son las que gobiernan en esta práctica; cualquier valor entre paréntesis se ofrece únicamente como información de referencia. Asimismo, la norma no aborda de forma exhaustiva aspectos de seguridad, salud o ambiente: corresponde al usuario implementar controles, evaluar riesgos y determinar la aplicabilidad de requisitos reglamentarios antes de utilizar el método.

El estándar fue desarrollado con arreglo a principios de normalización internacionalmente reconocidos por el Comité de Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC (WTO TBT), garantizando compatibilidad y transparencia para su adopción en diferentes industrias y jurisdicciones.

Como guía de contexto, se señalan prácticas relacionadas para estudiar el efecto del agua mediante otros enfoques —por ejemplo, inmersión, humedad relativa del 100 % o condensación controlada— cuya selección depende del fenómeno que se necesite aislar en cada proyecto.

Definiciones clave (Terminology / glosario unificado)

Niebla de agua y cámara de exposición.
La niebla de agua es un aerosol acuoso que se deposita por asentamiento libre dentro de un gabinete cerrado. El propósito del equipo es crear un ambiente de humedad continua y controlada, comparable —en arquitectura— al de una cámara de niebla salina, pero operado con agua sin sales. Cuando se adapta un gabinete de niebla salina, es obligatorio retirar cualquier resto de sal del depósito y del recinto antes de usarlo con agua.

Condiciones de ensayo: temperatura y severidad.
Cuando no se especifica otra condición, la práctica opera a 38 °C (100 °F) y mantiene esa temperatura durante toda la exposición. La severidad del ensayo proviene principalmente de la duración acordada: a mayor tiempo, mayor oportunidad de que el agua revele debilidades de película o de sistema (imprimación + acabado).

Tasa de recolección de niebla.
La uniformidad de la niebla se vigila con colectores (embudo de ~100 mm de diámetro conectado a un recipiente medidor). Se usan al menos dos: uno cerca de la boquilla y otro lo más lejos posible, de forma que capten únicamente la niebla emitida. Con base en una corrida de por lo menos 16 h, la práctica ajusta el aire atomizador para recolectar entre 1,0 y 3,0 mL/h por colector de 100 mm; si se acuerda otra tasa, debe documentarse. Como referencia, B117 —sobre niebla salina— emplea 1,0–2,0 mL/h con el mismo diámetro de colector. En gabinetes grandes puede requerirse más de dos colectores y es recomendable mapear periódicamente la tasa a través de la zona de exposición para detectar variaciones.

Orientación, espaciamiento y soportes.
Las probetas se montan con un ángulo estable respecto a la horizontal (típicamente entre 15° y 30° para superficies planas), con orientación consistente y documentada. Deben espaciarse de modo que el agua que escurre de una probeta no caiga sobre otra. Se admiten soportes ranurados o plásticos, siempre que eviten sombras y acumulación de agua que alteren el depósito libre de niebla.

Probetas de control y réplicas.
Cada serie debe incluir un recubrimiento de durabilidad conocida para monitorear cambios de severidad entre equipos o a lo largo del tiempo. Además, se recomiendan al menos dos réplicas por recubrimiento evaluado, con sustrato y preparación declarados fuera de esta práctica (se remiten a documentos de preparación de paneles y de aplicación de películas).

Agua de ensayo y operación continua.
El depósito se llena con agua grado reactivo conforme a especificación de aguas de laboratorio (Tipo IV o superior). La cámara se mantiene operando de forma continua con la tapa cerrada; se permiten interrupciones cortas para inspección o para reponer agua, minimizando el tiempo abierto para evitar secados indeseados.

Reposicionamiento dentro del gabinete.
Para controlar la variabilidad espacial, las probetas se reposicionan de manera periódica de forma que todas pasen por zonas equivalentes del gabinete (frente, fondo, izquierda, derecha, centro). Esta práctica reduce sesgos cuando la distribución de la niebla no es perfectamente uniforme.

Evaluación inmediata y tras recuperación.
Al cierre de la exposición, las probetas se secan y se califican en una ventana breve (no antes de 5 min ni después de 10 min de su retiro), pues algunos efectos cambian rápido al secar. Siempre que sea posible, se realiza una segunda lectura tras un periodo de recuperación en aire ambiente (12–24 h) para distinguir efectos transitorios de los permanentes, algo especialmente útil en color y brillo.

Reporte mínimo.
El informe consigna la identificación de muestra, los resultados de la evaluación, la referencia formal a la práctica, las horas de exposición, la temperatura operada, la tasa de niebla recolectada, cualquier condición especial o desviación, y el montaje con su orientación declarada.

Beneficios del ensayo (Significance and Use)

El agua es uno de los agentes de degradación más comunes para recubrimientos. Someter muestras a niebla de agua en condiciones controladas permite anticipar cómo responderán en servicio y, sobre todo, diferenciar el origen de los problemas cuando aparecen: puede ser una deficiencia intrínseca del recubrimiento, contaminación del sustrato o una preparación de superficie insuficiente. Por eso la práctica es útil tanto para evaluar recubrimientos aislados como sistemas completos (por ejemplo, imprimación + acabado).

En la operación cotidiana de un laboratorio o una planta, este método se usa en investigación y desarrollo, aceptación por especificación y control de calidad. La lectura típica se expresa como pasa/falla después de un tiempo de exposición definido; cuando se requiere más detalle, puede graduarse el daño observado. Un sistema “pasa” si al concluir el periodo acordado no hay evidencia de falla relacionada con el agua. Esta lógica permite tomar decisiones ágiles en selección de materiales, validación de lotes y liberaciones de producción.

Conviene subrayar los límites de interpretación: los resultados de niebla de agua no deben presentarse como equivalentes a los de exposición natural salvo que exista una correlación cuantitativa demostrada para el sistema en cuestión. El método ayuda a comparar y priorizar alternativas bajo un mismo protocolo; si se busca representar un ambiente real, esa equivalencia debe documentarse antes.

Otra ventaja práctica es la infraestructura: el gabinete requerido es similar al usado en niebla salina (ASTM B117). Es factible convertir equipos existentes para operar con agua, siempre que se eliminen todas las trazas de sal del depósito y del recinto antes de utilizarlos, evitando sesgos por contaminación. Esta compatibilidad reduce costos y acelera la adopción del método en laboratorios que ya realizan ensayos de corrosión acelerada.

Industrias beneficiadas

La niebla de agua es una aliada cuando el reto principal es la humedad sostenida y la presencia de agua líquida sobre superficies recubiertas. En ese escenario, la práctica permite anticipar el comportamiento en servicio y separar si un problema proviene del propio recubrimiento, del sustrato o de la preparación de superficie, lo que la vuelve útil tanto para recubrimientos aislados como para sistemas completos (por ejemplo, imprimación + acabado) dentro del flujo de I+D, recepción y control de calidad.

Automotriz y autopartes. Las carrocerías, piezas metálicas o plásticas pintadas y componentes expuestos a lavados, condensación o micro‑fugas enfrentan agua sin sales en gran parte de su vida útil. Al reproducir un ambiente de humedad continua en gabinete, el ensayo ayuda a filtrar formulaciones y a detectar tendencias a ampollamiento, pérdida de brillo o adhesión antes de que escalen a campo.

Electrodomésticos y equipos para el hogar. Paneles pintados de lavadoras y lavavajillas, gabinetes de refrigeración o hornos de vapor conviven con ciclos de agua y condensación. Evaluar bajo niebla de agua permite comparar sistemas de pintura en condiciones repetibles y tomar decisiones de liberación por pasa/falla o por grado de daño al final del tiempo de exposición acordado.

Metalmecánica, maquinaria y bienes de capital. Estructuras y carcasas operan en salas húmedas, procesos con agua de lavado o ambientes con cambios térmicos que inducen condensación. El método ofrece un criterio de cribado temprano para seleccionar combinaciones de imprimaciones y acabados, y documentar el desempeño con un reporte estandarizado de horas, temperatura, tasa de niebla y orientación de montaje.

Construcción y arquitectura. Puertas, fachadas metálicas y elementos de herrería crítica sufren humedad ambiental y episodios de condensación. La exposición controlada en cámara permite comparar alternativas para mantenimiento o nuevas obras sin esperar temporadas completas, con la salvedad de que los resultados no se equiparan automáticamente a la intemperie real sin una correlación cuantitativa previa.

Marina y “offshore” con componentes no salinos. Aunque la corrosión salina suele estudiarse con niebla salina, hay subconjuntos (gabinetes interiores, equipos auxiliares, espacios protegidos) donde interesa aislar el efecto del agua sin sales. La práctica es compatible con gabinetes de niebla salina, que pueden convertirse a operación con agua siempre que se elimine cualquier traza de sal, lo que abarata la adopción en laboratorios que ya cuentan con esa infraestructura.

Transporte, agrícola y equipo especial. Cabinas, chasises secundarios y cubiertas pintadas en vehículos pesados o maquinaria agrícola experimentan lavado frecuente y condensación nocturna. Un protocolo repetible de niebla de agua ayuda a homogeneizar criterios de aceptación entre plantas y proveedores, y a detectar cambios de severidad con probetas de control cuando se comparan lotes o equipos distintos.

En todos los casos, el valor del método está en su comparabilidad: bajo un mismo protocolo, permite priorizar alternativas y reducir incertidumbre antes de pasar a validaciones mayores. Y, como el documento recuerda, conviene usarlo como herramienta de decisión dentro de su alcance, evitando extrapolaciones directas a exposición natural salvo que exista una correlación demostrada para el sistema evaluado.

¿Esto es para ti?

Materiales a los que aplica / especímenes

Esta práctica se aplica a recubrimientos depositados sobre distintos sustratos —metálicos o no metálicos— cuando el interés es observar su comportamiento frente a humedad continua en forma de niebla de agua. El método no impone una formulación de recubrimiento ni restringe los materiales; se centra en el entorno de exposición y en cómo ese entorno revela cambios de película o fallas del sistema (imprimación + acabado).

La norma no describe cómo preparar las probetas: la composición del sustrato, la preparación superficial y la cantidad de especímenes se acuerdan previamente por las partes. Para dejar ese acuerdo en un terreno conocido, remite a prácticas de preparación de paneles de acero laminado en frío y de aleaciones de aluminio, así como a procedimientos para aplicar películas de espesor uniforme. Con ello, cada laboratorio puede seleccionar el sustrato que represente su realidad (acero, aluminio u otras bases) sin violentar el espíritu del ensayo.

Para asegurar comparabilidad, se recomienda incluir una probeta de control con durabilidad conocida. Funciona como “testigo” del sistema y ayuda a detectar cambios de severidad entre equipos o a lo largo del tiempo. Además, se sugiere trabajar con al menos dos réplicas por recubrimiento, de modo que la variación de la cámara o del propio proceso de aplicación no domine la lectura. Estas dos medidas —control y réplicas— son la base para decisiones más estables en I+D, recepción de materiales y control de calidad.

En la práctica, la mayoría de las evaluaciones se realiza con paneles planos debidamente preparados y con la película aplicada de forma homogénea. Lo importante es que la superficie elegida represente el uso final y que, en el reporte, queden claros el tipo de sustrato, su preparación, el sistema de recubrimiento aplicado y cualquier condición especial acordada entre cliente y laboratorio.

Ventajas y limitaciones técnicas

El mayor valor de esta práctica está en la comparabilidad bajo control. La cámara de niebla de agua mantiene una atmósfera húmeda estable en la que las probetas reciben un depósito libre de rocío; la severidad del ensayo se gobierna de forma simple mediante la duración y una temperatura de operación que, si no se acuerda otra, se mantiene alrededor de 38 °C. Con este marco, los resultados permiten separar si las manifestaciones de daño —cambio de color, ampollas, pérdida de adhesión, ablandamiento o fragilidad— provienen del recubrimiento, del sustrato o de la preparación superficial. Para tomar decisiones rápidas en I+D, compras y producción, el método facilita dictámenes pasa/falla y, cuando hace falta, la gradación del daño observado.

Otra ventaja es la disponibilidad de infraestructura. El gabinete requerido es similar al utilizado en niebla salina, de modo que muchos laboratorios pueden convertir equipos existentes para operar con agua; la única condición innegociable es eliminar por completo cualquier residuo de sal del depósito y del recinto antes de iniciar. Esto reduce barreras de adopción y acelera la estandarización en cadenas de suministro donde la corrosión húmeda, sin sales, es el fenómeno relevante.

La práctica también incorpora controles metrológicos para reducir variabilidad. La tasa de recolección de la niebla se mide con colectores de 100 mm y se ajusta típicamente a 1–3 mL/h; como referencia histórica, en niebla salina es habitual 1,0–2,0 mL/h con el mismo diámetro de colector. En gabinetes grandes pueden requerirse más puntos de medición y es recomendable mapear periódicamente la tasa en la zona de exposición. Además, se prevé el reposicionamiento regular de probetas para que todas experimenten áreas equivalentes del gabinete. Estos elementos, junto con la operación continua de la cámara y ventanas de evaluación inmediata y post‑recuperación, favorecen lecturas más estables y comparables entre equipos y corridas.

En cuanto a límites, conviene subrayar tres. Primero, los resultados no son equivalentes a exposición natural salvo que exista una correlación cuantitativa demostrada para el sistema evaluado; el ensayo sirve para comparar alternativas, no para prometer vida en servicio por sí mismo. Segundo, el documento no define cómo preparar probetas: sustrato, limpieza, anclaje y número de especímenes se acuerdan entre partes y suelen apoyarse en prácticas complementarias; por ello es clave documentar con rigor esos acuerdos en el reporte. Tercero, la respuesta medida depende de la instalación y del montaje: la orientación y el espaciamiento de las probetas deben evitar goteos cruzados, y el control de la tasa de niebla —incluida su verificación por colectores y mapeo— es esencial para mantener la severidad pretendida. En conjunto, estas limitaciones no restan utilidad al método; indican condiciones de validez para que las conclusiones sean defendibles.

Finalmente, hay condiciones de frontera que conviene tener presentes al planear: la cámara se llena con agua grado reactivo, la orientación de superficies planas suele mantenerse entre 15° y 30° respecto a la horizontal (salvo pacto distinto), la verificación de tasa se basa en un promedio de al menos 16 h, la cámara permanece cerrada durante la prueba salvo interrupciones breves y, tras la exposición, la evaluación debe hacerse con rapidez (minutos) y repetirse luego de 12–24 h de recuperación cuando se busca distinguir efectos transitorios de los permanentes. Estas pautas no son “recetas” publicitarias: fijan el perímetro técnico que vuelve reproducibles los resultados.

Errores comunes

Los tropiezos en este ensayo casi siempre tienen la misma raíz: condiciones mal controladas, montaje descuidado y reportes incompletos. Evitarlos no exige magia, sino disciplina de laboratorio y documentación clara.

Agua y limpieza del equipo. El gabinete de niebla salina puede adaptarse para operar con agua, pero si quedan trazas de sal en el depósito o en el recinto, los resultados se sesgan: aparecerán daños que no provienen del agua sino de contaminación iónica. La práctica pide eliminar completamente los residuos de sal antes de iniciar y alimentar el sistema con agua de calidad reactivo de laboratorio, no con agua de red.

Montaje y espaciamiento de las probetas. Una fuente constante de variabilidad son los ángulos arbitrarios, el goteo de una probeta sobre otra y la falta de registro de la orientación. La norma especifica que las superficies planas se expongan con un ángulo estable dentro de un rango acotado y que ese ángulo, junto con la orientación, queden documentados. En la página 2 se insiste también en mantener una separación que evite el goteo cruzado; de lo contrario, las “sombreadas” reciben menos niebla y el ensayo deja de ser comparable.

Tasa de niebla mal controlada o mal medida. Operar “a ojo” la atomización produce cámaras caprichosas. La práctica exige medir la tasa de recolección con embudos/colectores de 100 mm: uno cerca de la boquilla y otro lo más lejos posible, colocados para captar solo la niebla del equipo. En gabinetes grandes pueden requerirse más puntos y es recomendable mapear periódicamente la zona de exposición para detectar variaciones. Además, el ajuste de la atomización se valida con promedios de al menos 16 h y se declara si se trabaja fuera del rango objetivo. Todo esto está concentrado en la página 2.

Operación discontinua y reposicionamiento olvidado. Dejar la tapa abierta “un minuto” o interrumpir sin necesidad seca las probetas y cambia la severidad. La cámara debe operar de forma continua y con tapa cerrada, permitiendo solo interrupciones breves. Para minimizar variaciones espaciales, las probetas se reposicionan de forma regular hasta cubrir posiciones equivalentes (frente, fondo, izquierda, derecha, centro). Estas dos prácticas —continuidad y reposicionamiento— son las más baratas y efectivas para mejorar la repetibilidad. (véase páginas 2–3).

Muestreo insuficiente y ausencia de testigos. Ensayar una sola placa “porque el tiempo apremia” es invitar a decisiones erráticas. La práctica sugiere trabajar con réplicas por recubrimiento y agregar probetas de control de durabilidad conocida; así se detectan cambios de severidad entre equipos o entre corridas y no se confunden con diferencia de formulación. (página 2).

Evaluación fuera de ventana y sin recuperación. Calificar media hora después de retirar las probetas o sin secarlas introduce errores: algunos efectos cambian en minutos. La norma indica secar y evaluar dentro de una ventana breve tras el retiro y, cuando sea posible, realizar una segunda lectura después de 12–24 h de recuperación para separar efectos transitorios de permanentes, especialmente en color y brillo. (página 3).

Conclusiones que el método no promete. Presentar los resultados como equivalentes a exposición natural, sin un estudio de correlación previo, es un uso indebido. La práctica sirve para comparar y priorizar alternativas bajo un protocolo común; no garantiza, por sí sola, vida en servicio. (páginas 1–2).

Reportes que no dicen lo esencial. La utilidad del ensayo cae si el informe omite campos básicos: horas de exposición, temperatura operada, tasa de niebla recolectada, montaje y orientación de las probetas, desviaciones, etc. El documento lista explícitamente qué debe reportarse para que terceros puedan interpretar y repetir. (página 3).

Resultados reportados

El informe de este ensayo debe dejar claro qué se evaluó y en qué condiciones. Para ser útil y repetible, consigna la identificación de la muestra, resume los resultados de la evaluación, cita explícitamente la Práctica ASTM D1735 como referencia del método, e incluye los parámetros críticos de exposición: horas de duración, temperatura de ensayo y tasa de niebla recolectada. Si hubo condiciones particulares o desviaciones del procedimiento, estas deben quedar asentadas, junto con el montaje y la orientación de las probetas (incluido el ángulo de exposición) para que terceros puedan reproducir el escenario con fidelidad.

La forma de calificar el daño puede ir desde un dictamen pasa/falla hasta una gradación más fina de los efectos observados. Es común complementar la lectura con métodos estandarizados según el tipo de deterioro: corrosión visible, ampollamiento, pérdida de adhesión, variaciones de color o cambios de dureza de película, entre otros. Entre los procedimientos de apoyo más citados se encuentran los dedicados a óxido, ampollas, borde corroído/adhesión, diferencia de color mediante escala gris, adherencia por corte en enrejado, dureza por lápiz y adherencia por arrancamiento, de modo que el reporte conecte la observación con una métrica objetiva y reconocida.

Para separar efectos transitorios de los permanentes, el reporte debería indicar si además de la lectura inmediata se realizó una evaluación post‑recuperación tras una permanencia breve en aire ambiente, práctica especialmente valiosa en propiedades como color y brillo. Esta segunda lectura ayuda a distinguir lo que desaparece al secar de lo que revela una degradación estable del recubrimiento.

Un punto de trazabilidad clave es la tasa de recolección: además de informar el valor medido en la prueba, el reporte debe declarar expresamente cuando se haya utilizado una tasa distinta del objetivo habitual, a fin de que comprador y proveedor comprendan la severidad aplicada y puedan compararla con otras corridas o laboratorios.

Finalmente, conviene recordar en el propio documento que los resultados de niebla de agua sirven para comparar alternativas bajo un protocolo común, pero no se interpretan como equivalentes a exposición natural a menos que exista una correlación cuantitativa establecida para el sistema evaluado. Incluir esta aclaración preserva la lectura técnica del reporte y evita conclusiones que el método no promete por sí mismo.

FAQ + mini-CTA técnico

1) ¿Qué condiciones aplico si nadie las especifica?
Opera con agua de laboratorio (calidad reactivo) y mantén la cámara a 38 °C de forma estable. La severidad del ensayo se define, sobre todo, por el tiempo de exposición que acuerdes y declares en el reporte.

2) ¿Cómo sé que la niebla es uniforme y está “en rango”?
Coloca colectores de 100 mm (uno cerca de la boquilla y otro lo más lejos posible) para medir la tasa de recolección. Ajusta la atomización hasta lograr 1–3 mL/h en un promedio de ≥16 h; en gabinetes grandes usa más puntos y mapea la zona de exposición para detectar variaciones. Si conviertes un gabinete de niebla salina, elimina todo residuo de sal antes de operarlo con agua.

3) ¿Cómo deben montarse las probetas?
Superficies planas con un ángulo estable (habitualmente 15–30°), misma orientación para todas y espaciamiento que evite goteo de una sobre otra. Documenta el ángulo y la orientación en el informe.

4) ¿Cuándo califico los efectos y por qué hay dos lecturas?
La cámara trabaja de forma continua con la tapa cerrada. Al terminar, seca y evalúa cada probeta entre 5 y 10 min tras su retiro; algunos cambios son rápidos. Cuando sea posible, realiza una segunda lectura luego de 12–24 h de recuperación para separar efectos transitorios de los permanentes.

5) ¿Qué puedo concluir (y qué no)?
El método es excelente para comparar recubrimientos o sistemas bajo un protocolo común y decidir pasa/falla o grado de daño. No convierte automáticamente en equivalente a la exposición natural; si buscas esa equivalencia, primero necesita una correlación cuantitativa demostrada para tu sistema.

6) ¿Qué debe incluir el reporte mínimo?
Identificación de muestra, resultados, la referencia a ASTM D1735, horas de exposición, temperatura, tasa de niebla medida, desviaciones/condiciones especiales y el montaje/orientación (incluido el ángulo). Si trabajaste con una tasa distinta a la habitual, decláralo expresamente.

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