ASTM A370: Ensayos mecánicos de productos de acero (tracción, doblado, dureza e impacto)

Descripción

¿Tus resultados de tracción, dureza o impacto en aceros cambian entre lotes o laboratorios y no logras distinguir si el origen está en el material, en la preparación de probetas o en cómo se ejecuta el ensayo?

Esta norma reúne métodos de ensayo y definiciones para la evaluación mecánica de productos de acero, acero inoxidable y aleaciones relacionadas. Se utiliza, ante todo, para determinar propiedades mecánicas especificadas con fines de verificación de conformidad frente a una especificación de material; además, otras organizaciones pueden adoptarla para propósitos de control de calidad o recepción de materiales.

El alcance cubre los ensayos mecánicos típicos en metalurgia —tensión, doblado, dureza e impacto con entalla, entre otros— y establece su relación con normas base ampliamente usadas (por ejemplo, E8/E8M para tensión; E10 y E18 para Brinell/Rockwell; E23 para impacto). A370 también describe particularidades del ensayo de tensión en aceros que complementan o ajustan lo indicado en E8/E8M.

La norma delimita condiciones y precauciones generales: reconoce que operaciones como formado, soldadura o calentamiento pueden modificar las propiedades; por eso, la especificación de producto define en qué etapa de fabricación deben ejecutarse las pruebas. Asimismo, estandariza la orientación de probetas (longitudinal, transversal, radial o tangencial) para asegurar comparabilidad entre resultados.

En algunos casos, la especificación de producto puede exigir métodos adicionales no descritos en A370; en tales situaciones, la referencia normativa correspondiente indica cómo proceder. La norma también recuerda que, como en cualquier medición, existe variabilidad estadística y factores externos (exposición en servicio, degradación ambiental, calibración) que deben considerarse al interpretar resultados.

Finalmente, A370 incluye y remite a documentos de apoyo —entre ellos ISO/IEC 17025 como referencia internacional para la competencia de laboratorios de ensayo y calibración— reforzando la trazabilidad y la validez técnica de los resultados emitidos por laboratorios competentes.

Definiciones clave (Terminology / glosario unificado)

Para que todo el artículo hable el mismo idioma, aquí unifica­mos los términos que aparecerán a lo largo de la norma y de su aplicación práctica.

Trazabilidad y marco de referencia. Cuando la norma usa términos comunes de la ingeniería de materiales, adopta los significados vigentes en los glosarios ASTM de uso general. Solo cuando un concepto tiene un matiz propio para productos de acero, A370 lo define explícitamente. Así evitamos ambigüedades entre especificaciones de producto, métodos de ensayo y reportes.

Orientación de probetas. La dirección del material importa. Se llama ensayo longitudinal cuando el eje de la probeta va paralelo a la dirección de mayor extensión del producto (por ejemplo, la dirección de laminación). Es ensayo transversal cuando la probeta se orienta a 90° respecto a esa extensión; en tubos y anillos, el lenguaje se vuelve radial y circunferencial: ensayo radial si el eje es perpendicular al eje del producto y coincide con un radio del anillo, y ensayo tangencial si el eje es perpendicular al plano que contiene el eje del producto y es tangente a un círculo centrado en ese eje. Esta taxonomía asegura que dos laboratorios comparen resultados equivalentes aun si la geometría del producto cambia.

Máquinas de dureza: fija vs portátil. A370 distingue entre máquina de dureza de ubicación fija (instalada y operada en un sitio, generalmente pesada, con patrón de uso repetible) y máquina de dureza portátil (transportable, se monta en la pieza y mide en sitio). La primera se asocia al control en laboratorio; la segunda, a inspecciones en campo. El estándar integra ambas dentro del bloque de dureza para que los resultados sean comparables y trazables cuando se respetan las condiciones del método.

Tenacidad al impacto y temperatura de transición. En el lenguaje de Charpy, la temperatura de transición es la temperatura a la que el material alcanza (o supera) un valor de referencia especificado (por ejemplo, energía absorbida). No es un “punto mágico” universal, sino un criterio de especificación que se fija para un producto dado y que guía decisiones de diseño, recepción y servicio.

Resultados de tracción (lecturas que verás en los reportes). Aunque su desarrollo detallado aparece en el bloque de determinación de propiedades, vale dejar sentadas las definiciones operativas:
Resistencia última a la tracción: el mayor esfuerzo registrado antes de la fractura.
Límite de fluencia/cedencia: el esfuerzo que marca el inicio de la deformación plástica según el criterio indicado (por ejemplo, método por offset).
Alargamiento: incremento porcentual de la longitud en la galga tras la fractura, reportando siempre la longitud de galga usada.
Reducción de área: disminución porcentual del área mínima en la sección fracturada.
Estas magnitudes se determinan con reglas específicas de marcado de galga, lectura de gráfica esfuerzo‑deformación y redondeo, para que los resultados de distintos laboratorios sean comparables.

Familia de dureza (números y escalas). Bajo el paraguas de A370 conviven lecturas Brinell y Rockwell (entre otras). Cada número de dureza responde a un penetrador, una carga y un procedimiento definidos; las tablas de conversión sirven de guía cuando se necesita expresar la dureza en otra escala, siempre con cautela metrológica.

Simulación de ciclos térmicos: léxico mínimo. En aplicaciones que requieren reproducir en el laboratorio el “historial térmico” que un material viviría en proceso, la norma incorpora tres piezas de vocabulario: master chart (registro tiempo‑temperatura tomado de la pieza de referencia), program chart (lámina programable que alimenta el simulador a partir del master) y simulator chart (registro real del ciclo aplicado a la probeta en el simulador). Este trío permite comparar lo que se planeó con lo que efectivamente se aplicó.

Marcas de galga y presentación. Cuando el resultado dependa de medir alargamiento, el marcado de la longitud de referencia y la forma en que se registra la lectura (incluida la longitud de galga) no son opcionales; son parte de la definición de la magnitud que se reporta.

Unidades y conversiones. A370 trabaja, por defecto, en inch‑pound; las conversiones a SI se admiten con fines informativos y deben usarse con el mismo criterio de redondeo y presentación de cifras significativas que exige la familia ASTM.

Beneficios del ensayo (Significance and Use)

Adoptar ASTM A370 aporta un beneficio inmediato: hablar el mismo idioma técnico en toda la cadena de suministro del acero. Cuando comprador, fabricante y laboratorio usan los mismos criterios de toma de muestra, geometría de probetas, aparatos y forma de reportar, las comparaciones entre lotes y plantas dejan de ser opiniones y se vuelven evidencia. Eso acorta tiempos de liberación, reduce disputas y permite tomar decisiones con trazabilidad documental.

Otro beneficio es la compatibilidad entre procesos y productos. La norma no se limita a “hacer una prueba”: establece precauciones de fabricación y orientación de probetas (longitudinal, transversal, radial, tangencial) para que el resultado mida realmente la respuesta del material y no un sesgo de preparación. Si cambian la sección o el proceso (por ejemplo, laminado, conformado o soldadura), A370 da el marco para decidir en qué etapa debe medirse y cómo interpretar las variaciones.

A370 reúne bloques de ensayo complementarios que cubren necesidades distintas. La tracción entrega los clásicos resistencia última, cedencia, alargamiento y reducción de área; sirve para verificar el “ADN mecánico” del material. La dureza (Brinell, Rockwell y equipos portátiles) funciona como cribado rápido en producción y campo, con criterios de equipo y conversión entre escalas para mantener la comparabilidad. El impacto Charpy aporta la pieza dinámica: energía absorbida, apariencia de fractura, expansión lateral y control de temperatura de probetas, fundamentales para calificar desempeño a bajas temperaturas o en estados frágiles.

En la práctica, el estándar también reduce incertidumbre metrológica en dos frentes: por un lado, pide máquinas calibradas y condiciones de ensayo consistentes; por el otro, especifica cómo registrar y reportar (marcas de galga, campos obligatorios del informe, reglas de redondeo para dictámenes de conformidad). Ese combo hace que un resultado emitido hoy sea comparable con otro obtenido meses después en otro laboratorio.

Los anexos por familia de producto son otra fortaleza: barras, tubulares, sujetadores, alambre, torones… cada uno con particularidades de probeta y, cuando aplica, ensayos de doblez o ubicaciones de dureza pensadas para su geometría. Esto evita “inventar procedimientos” y, a la vez, mantiene la línea de base común del método.

Finalmente, A370 se integra de forma natural con sistemas de calidad. En organizaciones que operan o contratan bajo ISO/IEC 17025, la norma ofrece el andamiaje técnico para validar métodos, demostrar competencia y defender resultados en auditoría: lo que se ensayó, cómo se ensayó y por qué ese dato sostiene una decisión de aceptación o rechazo.

Industrias beneficiadas

La norma se vuelve especialmente útil cuando hay muchos actores y pocas dudas tolerables. En acero plano y largo —laminadores, centros de servicio y fabricantes de estructuras— estandariza cómo se toman probetas, qué propiedades se reportan y cómo se redondean los datos para decidir conformidad. Eso reduce discusiones en compras y acelera la liberación de lotes en obra o fábrica.

En petróleo y gas, petroquímica y ductos, la combinación de tracción, dureza e impacto permite evaluar materiales expuestos a ciclos térmicos, bajas temperaturas o zonas afectadas por el calor. La orientación de probetas (longitudinal, transversal, radial o tangencial) ayuda a capturar la respuesta real de tuberías, bridas, accesorios y soldaduras, haciendo que los resultados sean comparables entre talleres y laboratorios.

En energía y generación —turbomaquinaria, calderería, equipos a presión y componentes críticos— A370 aporta un lenguaje común para calificar materiales base y piezas tratadas térmicamente. La posibilidad de ensayar dureza en ubicación fija o en sitio con portátiles facilita inspecciones durante paros de planta y mantenimiento, sin perder trazabilidad con los métodos de laboratorio.

El ecosistema de automotriz, maquinaria pesada y sujetadores necesita consistencia entre lotes y proveedores globales. La sección de tracción y los lineamientos de dureza, junto con anexos específicos para sujetadores, dan criterios claros para aceptación, disputa técnica y seguimiento de acciones correctivas. Las áreas de alambre y torones también se benefician: los dispositivos y ubicaciones de medición pensados para geometrías delgadas evitan resultados engañosos por sujeción o preparación deficientes.

En construcción e infraestructura, la familia de ensayos de impacto y el manejo de temperaturas de prueba ayuda a seleccionar materiales que conserven tenacidad en servicio. Para laboratorios y aseguramiento de calidad, el valor está en la forma de registrar y reportar: marcas de galga, campos obligatorios e instrucciones de redondeo que permiten defender un dictamen frente a auditoría y replicar mediciones meses después, en otro sitio, con la misma lectura técnica.

En conjunto, la norma habilita una operación más predecible y defendible: lo que se especifica, se ensaya; lo que se ensaya, se reporta en un formato que todas las partes entienden. Esa previsibilidad es la ventaja transversal que todas estas industrias buscan.

¿Esto es para ti?

Materiales a los que aplica / especímenes

ASTM A370 se centra en productos de acero y aleaciones afines y los organiza por forma de suministro porque la geometría manda: no se ensaya igual una placa que un tubo, un alambre o un tornillo. El estándar describe qué propiedades conviene medir en cada familia y, sobre todo, cómo obtener la probeta para que el resultado represente al material y no a un artefacto de preparación.

En productos planos —placa, lámina y tira— las probetas de tracción se maquinan con geometrías normalizadas y con marcas de galga definidas. La norma pide indicar la orientación (longitudinal o transversal respecto a la dirección principal del producto) porque la historia de laminación sesga la respuesta. Cuando el espesor, el ancho o el estado del material lo exigen, se permite usar probetas de tamaño reducido, siempre que se respete la relación entre sección resistente y longitud de galga y se deje evidencia en el reporte.

En barras y perfiles largos, el enfoque es similar pero con dos matices prácticos: la selección del diámetro o sección de la probeta para tracción —plena o “aliviada” fuera de la galga— y el uso complementario de doblez y dureza para control rápido de recepción. Aquí la consistencia en el maquinado y en el marcado es crítica: pequeñas variaciones de alineación o acabado superficial pueden alterar el resultado.

Los productos tubulares (tubería y tubos) introducen direcciones adicionales de interés. Además de longitudinal y transversal, aparecen configuraciones radiales y tangenciales cuando se toman anillos o se seccionan cupones curvos. La norma contempla no solo tracción, sino también pruebas específicas de integridad geométrica (por ejemplo, variantes estandarizadas de aplanado, abocardado o ensayos equivalentes) y directrices para extraer y ubicar las probetas en la pared del tubo sin introducir trabajo en frío no deseado. Para calificaciones de tenacidad, las reglas de impacto Charpy añaden requisitos de espécimen y de control de temperatura.

En sujetadores (tornillos, tuercas, pernos), A370 habilita tanto la tracción en tamaño real —cuando es viable— como alternativas con probetas maquinadas a partir del vástago. El ensayo con cuña sirve para estresar la rosca externa bajo condiciones reproducibles, mientras que la dureza exige ubicar las indentaciones en zonas representativas (cabeza, rosca o transición), con criterios pensados para resolver disputas de aceptación. El objetivo no es “romper por romper”, sino verificar que el sujetador cumple su nivel de desempeño sin que la geometría de agarre distorsione la medición.

En alambre y torón, el reto es sujetar sin dañar. Por eso la norma documenta dispositivos de agarre que evitan deslizamiento o entalladuras artificiales, y admite ensayos de tracción y procedimientos asociados a conjuntos de varios hilos. La lógica es la misma que en el resto de familias: primero asegurar una probeta representativa, luego aplicar el método que corresponde.

En todos los casos, el reporte debe dejar claro qué se ensayó (tipo de producto y condición), dónde se tomó la probeta (ubicación y orientación), cómo se preparó (geometría, tamaño, marcas de galga) y con qué se midió (máquina calibrada, accesorios, temperatura si aplica). Ese nivel de detalle permite comparar resultados entre plantas y laboratorios sin perder el hilo técnico.

Ventajas y limitaciones técnicas

Usar ASTM A370 aporta, ante todo, comparabilidad real entre plantas, lotes y laboratorios. Al definir para qué se usa cada familia de ensayos y en qué contexto se aceptan sus resultados, la norma convierte la discusión de “opiniones” en evaluación de conformidad contra especificaciones de producto y contratos. Este encuadre reduce controversias, acorta tiempos de liberación y deja un rastro documental claro para auditorías y compras técnicas.

Otra ventaja es la representatividad de las probetas. La norma fija un lenguaje común para la orientación (longitudinal, transversal, radial, tangencial) y aclara qué hacer si una probeta falla por causas ajenas al material (por ejemplo, preparación deficiente o falla de máquina): se descarta y se repite conforme gobierne la especificación del producto. A esto suma requisitos de calibración periódica y buen estado de los equipos, anclando la trazabilidad metrológica de los resultados.

A370 integra bloques de ensayo complementarios. La tracción entrega resistencia, cedencia, alargamiento y reducción de área con reglas de marcado y lectura coherentes; la dureza combina máquinas de ubicación fija con equipos portátiles para control en campo sin romper la cadena de trazabilidad; y el impacto Charpy añade la dimensión dinámica (energía absorbida, apariencia de fractura, expansión lateral) con control formal de máquina y de temperatura de probetas. El resultado es una visión más completa del desempeño del acero a lo largo del proceso y del servicio.

Ahora, el método también tiene límites que conviene respetar. Uno frecuente está en la interpretación de datos y su redondeo cuando se dictamina conformidad: A370 establece reglas para redondear resultados de resistencia, elongación, dureza e impacto, y recuerda que las tablas de conversión de dureza son de apoyo y deben usarse con cautela; si una especificación exige una escala concreta, lo correcto es medir en esa escala.

En dureza portátil, la norma identifica el equipo y su finalidad, pero el resultado será comparable solo si se respetan las condiciones del método de la Sección 19 y se mantiene la trazabilidad a bloques patrón. Es una gran ventaja para inspecciones en sitio, con la limitación de que la incertidumbre puede crecer si el apoyo superficial, la rugosidad o la masa de la pieza no están controlados como en laboratorio.

En tracción, las probetas reducidas y ciertas conversiones (por ejemplo, alargar la comparabilidad entre diferentes geometrías de probeta) tienen alcance acotado: la propia norma advierte que las conversiones de alargamiento deben considerar efectos metalúrgicos ligados al espesor y al procesamiento del material. Es decir, no toda equivalencia es neutra.

En impacto Charpy, la ventaja es evaluar sensibilidad a temperatura y estados frágiles con control de máquina y de medio térmico; la limitación es que el valor Charpy no sustituye otras métricas de tenacidad más avanzadas cuando el diseño lo exige. A370 canaliza esta interpretación en su sección de significado y uso y remite a un anexo específico para profundizar en el alcance y los cuidados de interpretación.

Finalmente, la norma recuerda que la calidad del dato descansa en disciplina operativa: alineación axial en el agarre, velocidades que permitan lecturas sin error, y capacidad de máquina holgada frente a la energía absorbida en Charpy. Cuando se respetan estos límites, A370 rinde su mayor beneficio: decisiones técnicas defendibles y repetibles.

Errores comunes

La mayoría de los tropiezos con ASTM A370 no suceden en la máquina, sino antes: al seleccionar, cortar y etiquetar la probeta. Tomar cupones sin respetar la orientación (longitudinal, transversal o, en piezas anulares y tubulares, radial o tangencial) invalida comparaciones entre lotes y puede pintar una falsa imagen del material. La regla práctica es simple: declara siempre la dirección de la probeta y de dónde salió dentro del producto; evita que el efecto de proceso (laminado, conformado, soldadura) se confunda con “variabilidad” del acero.

Otro clásico es la preparación de probetas. Aristas con rebabas, marcas de maquinado profundas, zonas adelgazadas fuera de la galga o “cuellos” que se forman fuera de la región instrumentada conducen a valores de resistencia y alargamiento engañosos. Si la geometría estándar no cabe, la norma prevé probetas de tamaño reducido, pero exige mantener la trazabilidad de dimensiones y de la longitud de galga en el reporte. La limpieza del borde y la simetría importan más de lo que parece.

En tracción, el enemigo silencioso es la desalineación. Un agarre que induce flexión, una mordaza que resbala o una velocidad de ensayo mal controlada distorsionan el registro esfuerzo‑deformación y cambian el modo de falla. A esto se suma la calibración: máquinas fuera de tolerancia o con accesorios mal ajustados multiplican la incertidumbre. La receta para evitarlo es disciplinada: alinea, verifica mordazas, controla la velocidad y trabaja con equipo calibrado.

En dureza, los errores más caros son de contexto: elegir una escala inadecuada para el espesor real, medir cerca de bordes o zonas con gradientes térmicos, o usar conversiones como si fueran equivalencias perfectas. Las tablas de conversión son guías, no licencias; si una especificación pide un número en una escala concreta, mídelo en esa escala. Y cuando uses equipos portátiles, asegura soporte rígido, superficie adecuada y trazabilidad con bloques patrón: un mal apoyo convierte la comparativa en ruido.

El impacto Charpy castiga la prisa. Entallas que no cumplen geometría, probetas que no alcanzan la temperatura objetivo, tiempos de estabilización insuficientes o manipulación que calienta/enfría la muestra entregan energías de impacto poco confiables. También se malinterpreta la apariencia de fractura: si no se ilumina y compara correctamente, la estimación de zona dúctil vs frágil pierde sentido. Charpy es rápido, sí; pero exige coreografía precisa.

Los tubulares traen sus propios escollos: extraer anillos o tiras sin introducir trabajo en frío adicional, aplanar o abocardar con útiles acordes y ubicar las probetas donde la pared sea representativa. Un corte agresivo o un aplanado incorrecto “mejoran” o “empeoran” artificialmente el material. En sujetadores, los tropiezos comunes son el ensayo con cuña mal montado, la tracción en tamaño real con agarres que dañan la rosca y las ubicaciones de dureza mal elegidas (cabeza, rosca, transición): todo eso mueve el veredicto sin tocar la metalurgia.

Finalmente, fallan los reportes. No declarar la longitud de galga al informar alargamiento, omitir la orientación o el número y ubicación de probetas, mezclar unidades (inch‑pound/SI) o ignorar las reglas de redondeo al dictaminar conformidad convierte datos correctos en decisiones discutibles. La forma de presentar el resultado es parte del resultado.

Si hay un hilo conductor en todos estos errores es la trazabilidad: saber qué mediste, dónde en el producto, con qué equipo y cómo se procesó la señal. Cuando ese hilo está completo, A370 funciona como debe: una base común para decidir.

Resultados reportados

Un buen reporte A370 no es una colección de números sueltos: es una historia técnica completa y verificable. Empieza por la identificación del material (especificación y grado, número de colada/lote, condición de suministro) y la trazabilidad del muestreo: dónde se extrajo la probeta dentro del producto y en qué orientación se ensayó (longitudinal, transversal; en anillos/tubos, radial o tangencial). Esa información contextualiza cualquier cifra que venga después y evita comparaciones injustas entre piezas distintas.

El segundo acto es la probeta. El informe debe describir tipo y geometría (redonda, rectangular, tamaño estándar o sub‑tamaño), dimensiones relevantes y longitud de galga cuando aplique, junto con notas de preparación (acabado, eliminación de rebabas, radios fuera de la galga). En productos curvos o tubulares, se aclara la ubicación en la pared y si el cupón proviene de un anillo, una tira longitudinal o una sección transversal. Para impacto, se documenta la entalla (tipo, dimensiones) y la preparación de la cara de apoyo.

Luego vienen la máquina y las condiciones de ensayo. En tracción y doblez se reporta la máquina utilizada, su estado de calibración, el sistema de sujeción y la velocidad/condición de carga que permite una lectura confiable. En dureza se indica escala, penetrador y carga, así como la ubicación de las indentaciones y la cantidad de mediciones por punto o zona. En impacto, se declaran la temperatura de prueba, el medio térmico, los tiempos de estabilización y la verificación del péndulo antes de las corridas.

Los resultados se presentan por familia de ensayo. En tracción, el reporte incluye resistencia última, límite de fluencia (o el criterio usado para determinarlo), alargamiento con su longitud de galga y reducción de área; cuando existe registro esfuerzo‑deformación, se conserva como evidencia. En doblez, se informa el tipo de doblez, el ángulo y el resultado visual (acepta/no acepta) según el criterio aplicable. En dureza, se consigna el número de dureza en la escala especificada, con observaciones si se usa conversión, y se identifican las zonas medidas. En impacto, se reporta la energía absorbida, la apariencia de fractura (porcentaje de corte/ductilidad) y, si procede, la expansión lateral, junto con la temperatura de ensayo y el número de especímenes ensayados.

Para que los números signifiquen lo mismo en todas partes, A370 pide reglas de redondeo coherentes al decidir conformidad. Si se aplican conversiones (por ejemplo, entre escalas de dureza o entre longitudes de galga para alargamiento), el reporte lo declara y documenta su fundamento. El objetivo es que un lector técnico pueda reproducir el dictamen con las mismas entradas y llegar a la misma conclusión.

Finalmente, el informe cierra el círculo con registros y evidencia: marcas de galga visibles, fotos o hojas de cálculo cuando agregan valor, gráficas o tablas de datos crudos, y referencias de calibración vigentes. Con ese nivel de detalle, el reporte A370 queda listo para auditoría, para resolver disputas técnicas y, sobre todo, para compararse con futuros resultados sin perder el hilo.

FAQ + mini-CTA técnico

¿Puedo trabajar toda la documentación en SI si la norma usa inch‑pound?
Sí, siempre que seas coherente. La norma establece inch‑pound como base y admite conversiones a SI con carácter informativo. En la práctica, lo importante es no mezclar sistemas en un mismo dictamen y declarar con claridad en qué unidades se decide la conformidad.

¿Cuántas probetas necesito por lote?
La cantidad la fija la especificación del producto o el contrato. La norma describe cómo muestrear y dónde ubicar las probetas para que sean representativas; si no hay una indicación externa, usa el criterio de muestreo del anexo correspondiente a la familia del producto y documenta la justificación técnica en el reporte.

¿Sirven las tablas de conversión de dureza para aceptar o rechazar material?
Son una guía útil, pero no sustituyen una medición en la escala requerida. Convierten de manera aproximada entre escalas; si una especificación pide una escala concreta, la medición debe hacerse en esa escala. Si por razones operativas necesitas convertir, decláralo en el informe y aplica el criterio de redondeo indicado por la norma.

¿La dureza portátil es válida para recepción en campo?
Puede serlo si se controla el contexto de la medición: apoyo rígido, superficie adecuada, patrón de referencia y procedimiento de lectura definidos. Para resolver discrepancias, la práctica habitual es contrastar con una medición de ubicación fija en laboratorio antes de emitir el dictamen final.

¿El ensayo Charpy “da” la tenacidad del material?
Charpy entrega un índice muy valioso de comportamiento frente a impacto y de transición dúctil‑frágil, pero no reemplaza métricas de mecánica de fractura cuando el diseño lo exige. Úsalo para comparar materiales, calificar rangos de temperatura o verificar requisitos de especificación; para evaluar tolerancia a grietas, existen métodos distintos.

¿Cómo reporto el alargamiento sin ambigüedades?
Incluye siempre la longitud de galga usada. Si debes comparar alargamientos obtenidos con galgas distintas, existen tablas y reglas para convertir con cautela; indica en el informe el criterio aplicado y las limitaciones de comparabilidad.

¿Qué hago si la probeta falla fuera de la galga o por un agarre defectuoso?
Ese resultado no es representativo. La norma contempla repetir la prueba con una probeta correctamente preparada y condiciones de sujeción y alineación verificadas. Deja trazas de la incidencia en el registro y de la acción correctiva tomada.

¿Cuándo conviene complementar con doblez?
El doblez es rápido y sensible a discontinuidades; resulta especialmente útil en barras, sujetadores y zonas afectadas por el calor. No reemplaza a la tracción, la complementa: uno verifica ductilidad bajo deformación impuesta; el otro entrega propiedades de resistencia y deformación uniforme.

¿Cómo decido la orientación de las probetas?
Declárala de acuerdo con la geometría y el proceso del producto: longitudinal o transversal en productos planos y largos; radial o tangencial en anillos y tubulares. Esa elección cambia de manera sistemática el resultado, así que debe estar pensada y documentada desde el muestreo.

¿Cómo redondeo para decidir conformidad?
El redondeo no es libre: sigue las reglas del anexo de redondeo y aplica el mismo criterio a todas las magnitudes del dictamen. Es la clave para que dos laboratorios, con el mismo dato, lleguen a la misma conclusión.

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