Descripción
¿Los “perfiles térmicos” de tus resinas varían entre lotes y te cuesta distinguir si el origen está en el material, el proceso o el almacenamiento?
ASTM D3418 establece cómo determinar, mediante calorimetría diferencial de barrido (DSC), las temperaturas de transición características de los polímeros—como la transición vítrea (Tg), la fusión (Tm) y la cristalización (Tc)—y las entalpías asociadas a esos procesos. El método observa la diferencia de flujo de calor entre una muestra y una referencia durante programas controlados de calentamiento o enfriamiento, de modo que los cambios de fase o de estructura se reflejan en desplazamientos de línea base y picos endo‑ o exotérmicos que pueden ubicarse y cuantificarse.
La norma aplica a resinas en forma granular y a piezas, películas o probetas que puedan recortarse adecuadamente para el ensayo. Cubre un rango operativo que va desde temperaturas criogénicas hasta alrededor de 600 °C, según las capacidades del equipo. Las unidades de referencia son SI, lo que favorece la comparación de resultados entre laboratorios y reportes.
D3418 no es universal para todos los polímeros sin ajustes: ciertas familias requieren tratamientos de cristalización o de historia térmica específicos, y la estimación de “calores verdaderos” de fusión puede depender de una investigación estructural complementaria. La propia norma también recuerda que el usuario es responsable de seguridad, salud y ambiente, así como de verificar la aplicabilidad regulatoria del método en su contexto.
En cuanto a su marco de normalización, D3418 es similar pero no equivalente a la serie ISO 11357 sobre DSC; esas prácticas ISO aportan detalles adicionales y, por tanto, las comparaciones deben hacerse con criterio metrológico. La elaboración del documento sigue los Principios del Comité OTC de la OMC (WTO TBT), lo que respalda su alineación con buenas prácticas internacionales de estandarización.
Definiciones clave (Terminology / glosario unificado)
Calorimetría diferencial de barrido (DSC). Técnica que compara, durante programas controlados de temperatura, el flujo de calor de una muestra frente a un material de referencia. Las transiciones se manifiestan como picos endo/exotérmicos o como desplazamientos de la línea base en la curva registrada. Esta es la base instrumental del método D3418.
Transiciones de primer orden (fusión y cristalización). En polímeros semicristalinos se localizan con tres parámetros por evento: inicio extrapolado (Tei*), pico (Tp*) y fin extrapolado (Tef*). Para fusión se usan Teim, Tpm y Tefm; para cristalización, Teic, Tpc y Tefc. La norma ilustra esta asignación con un esquema típico (nylon) que muestra cómo trazar las tangentes y ubicar cada punto característico.
Transición vítrea (Tg). Cambio en la capacidad calorífica aparente que se observa como un desplazamiento de la línea base, no como un pico. Se reporta mediante inicio extrapolado (Teig), punto medio (Tmg) y fin extrapolado (Tefg); en la práctica, Tmg suele ser el valor más representativo para comunicación técnica. La figura dedicada (PMMA) muestra el trazado de la línea base y la medición de estos parámetros.
Entalpías de fusión y cristalización (ΔH). Se obtienen integrando el área bajo el endo/exotermo y normalizando por la masa de la muestra, con resultado en J/g. La definición incluye cómo construir la línea base entre los puntos donde la curva se separa y regresa a la línea base, garantizando una integración consistente.
Tasa de calentamiento y calibración. La tasa afecta tanto temperaturas como entalpías; por eso se calibra y se ensaya a la misma tasa y se reporta explícitamente. En disputas, la norma fija condiciones de referencia: Tm/Tc a 10 °C/min y Tg a 20 °C/min. La calibración de temperatura y de flujo de calor se realiza siguiendo las prácticas ASTM relacionadas, usando la misma tasa seleccionada para el ensayo.
Atmósfera de purga. La celda opera con un gas de purga (típicamente nitrógeno, argón o helio) en un rango de 10 a 50 mL/min. Se recomienda gas seco, y es esencial la purga adecuada para operar por debajo de ambiente.
Muestra, masa y contacto térmico. Para eventos de primer orden suele bastar ≈5 mg; para Tg, ≈10 mg. Se exige pesar con precisión de ±10 µg y asegurar contacto íntimo entre muestra y crisol (por ejemplo, con tapa engarzada) para reproducibilidad. La selección de forma (pellet, película, viruta) debe adaptarse al crisol y a la masa objetivo.
Unidades y fuentes terminológicas. D3418 establece unidades SI como estándar y remite la terminología especializada a las referencias de análisis térmico y propiedades termofísicas (glosarios ASTM E473 y E1142). Este glosario unificado resume los términos operativos que realmente se reportan en D3418.
Beneficios del ensayo (Significance and Use)
La DSC ofrece una lectura rápida y directa de las transiciones térmicas que acompañan los cambios morfológicos o químicos en los polímeros cuando recorren programas de temperatura controlados. En una sola corrida es posible ubicar la temperatura a la que ocurren los eventos y registrar cómo varían el flujo de calor y la capacidad calorífica aparente, obteniendo una “firma térmica” útil para comparar materiales y lotes.
Además de localizar Tg, Tm y Tc, la señal de DSC ayuda a identificar familias de polímeros, aleaciones y ciertos aditivos que exhiben transiciones específicas. Esta lectura diferenciada se apoya en patrones de picos y desplazamientos de línea base que permanecen relativamente característicos, siempre que se mantengan condiciones controladas de ensayo.
No solo se observan cambios físicos: la técnica también permite seguir reacciones que causan o modifican transiciones, como oxidación, curado de termoestables o degradación térmica. Ver estos fenómenos en la curva facilita decidir ajustes de proceso, estabilización de formulaciones o descarte de materia prima fuera de especificación.
Para el uso cotidiano, el método es útil en aceptación contra especificación, control de proceso e investigación/desarrollo. El reporte normalizado de parámetros de ensayo y resultados—temperaturas características y entalpías normalizadas a J/g—hace posible comparar mediciones internas y externas, así como documentar tendencias a lo largo del tiempo.
Este marco se complementa con lineamientos de calibración y de reporte (tasa de calentamiento, geometría y masa de muestra, atmósfera de purga), que favorecen la trazabilidad entre laboratorios. La sección de precisión aporta expectativas realistas de repetibilidad y reproducibilidad mediante datos interlaboratorio, e incluso contempla su re‑evaluación a tasas de 10 y 20 °C/min para fortalecer la comparabilidad.
Industrias beneficiadas
La calorimetría diferencial de barrido (DSC) bajo ASTM D3418 aporta una “huella térmica” muy útil para sectores que viven de la consistencia del polímero. En envase y embalaje, productores de películas y lámina de PE, PP y PET utilizan las transiciones y entalpías para vigilar la estabilidad entre lotes y documentar aceptación contra especificación; la norma contempla estas resinas de manera explícita en sus tablas de precisión, lo que refuerza su aplicabilidad industrial. (Véanse Tablas 3–4 con PE/PP/PET en temperaturas pico de fusión y cristalización, p. 6; Tablas 5–6 con entalpías, p. 7; “Significance and Use”, p. 2.)
En automoción y aeroespacial, donde coexisten plásticos amorfos y semicristalinos, la DSC ayuda a caracterizar PC (vidrioso) y PA‑6/PP/PEEK (transiciones de primer orden y Tg) para control de proceso, selección de materia prima y validación de formulaciones. La norma muestra el efecto de la tasa de calentamiento sobre materiales de ingeniería (por ejemplo PEEK y PP sindiotáctico) y documenta valores representativos para PC y PA‑6, una base práctica para fijar condiciones de medición comparables. (Véase Tabla 1: efecto de tasa con PEEK/PP, p. 3; Tabla 2: Tg para PET y PC, p. 6; “Significance and Use”, p. 2.)
La electrónica, recubrimientos y compuestos termoestables se benefician al poder observar reacciones que modifican la curva—curado, oxidación o degradación térmica—y así decidir ventanas de proceso y descarte preventivo de lotes. Esta lectura de reactividad, sumada al reporte normalizado de temperaturas características y entalpías (J/g), habilita comparaciones internas/externas y auditorías de proveedores. (Sección de uso, p. 2; requisitos de reporte, p. 6.)
En textiles y fibras técnicas, la asignación estandarizada de Tg y de onset–pico–fin en fusión/cristalización respalda ajustes de formulación y tratamientos térmicos en PET y PA‑6; la norma incluye ejemplos y figuras que guían la lectura coherente de parámetros para estos materiales. (Véanse Fig. 1–2, p. 4–5; Tablas 3–4, p. 6.)
Cierra el círculo la I+D y el compounding: al ser útil para aceptación contra especificación, control de proceso e investigación, D3418 aporta una base común para desarrollo de mezclas, aleaciones y evaluación de aditivos que introducen transiciones térmicas distinguibles. (Sección “Significance and Use”, p. 2.)
Materiales a los que aplica / especímenes
ASTM D3418 está concebida para polímeros en sentido amplio. Abarca resinas en forma granular o en cualquier pieza fabricada —pellets, corte de probeta, película o lámina— siempre que sea posible recortar especímenes adecuados para el crisol del equipo. Esto permite aplicar la misma base térmica a materiales amorfos y semicristalinos, desde grados comunes hasta ingenieriles.
En la práctica, la norma tipifica las formas de muestra y cómo prepararlas para el recipiente de DSC: polvos o granulares (evitando el molido si no se planea un ciclo previo, para no alterar la historia térmica), piezas moldeadas o pellets (se cortan con microtomo, navaja o sacabocados al tamaño que mejor se asiente en el crisol), y películas/láminas (para <40 µm, tiras o discos). En caso de prueba dirimente entre partes, la referencia prioritaria son películas preparadas como se indica para films.
Para que el resultado sea representativo, la norma subraya la homogeneidad de la muestra y el tamaño de partícula comparable cuando se contrastan lotes; advierte, además, que impurezas y mezclabilidad pueden desplazar temperaturas de transición. Si el polímero reacciona con el aire durante el ciclo térmico, se emplea purga inerte; y si el material se degrada cerca de Tm, hay que distinguir la degradación del evento de transición. También recuerda riesgos de efluentes tóxicos o corrosivos al calentar ciertas resinas.
El estándar orienta masas típicas y control metrológico sin imponer una receta única: para transiciones de primer orden (fusión/cristalización) suelen bastar ≈ 5 mg, y para Tg alrededor de ≈ 10 mg; la pesada se realiza con exactitud del orden de ± 10 µg y la balanza debe resolver hasta 0.0001 g (temperaturas) y 0.00001 g (entalpías). Además, exige contacto térmico íntimo muestra‑crisol (tapa engarzada, fondos planos) y recipientes inertes frente a la muestra y la referencia.
Hay casos especiales en los que D3418 no aplica “tal cual”: por ejemplo, algunas poliarilamidas cristalizan solo desde solución, y ciertos poliestirenos cristalizables requieren recocidos por encima de Tg. Para estos materiales, la norma indica muestras recocidas con cuidado y sin acondicionamiento previo para capturar la transición de interés con fidelidad.
Como orientación industrial, las tablas de precisión y ejemplos instrumentales de la norma incluyen familias muy usadas —PE, PP, PET, PA‑6, PC, PEEK— con transiciones características que evidencian su aplicabilidad en envase, automoción, electrónica y fibras. No hacen falta cifras aquí: lo relevante es que el método distingue su comportamiento térmico bajo tasa y purga controladas.
Ventajas y limitaciones técnicas
Qué hace potente a D3418. La DSC permite medir con rapidez transiciones asociadas a cambios morfológicos o químicos del polímero mientras sigue programas de temperatura controlados. En una sola corrida se localizan temperaturas características (por ejemplo, de fusión, cristalización y transición vítrea) y se cuantifican cambios en flujo de calor y en la capacidad calorífica aparente; además, la entalpía de cada evento puede integrarse y normalizarse a J/g para comparaciones entre lotes y laboratorios. El método, por diseño, abarca desde el rango criogénico hasta aproximadamente 600 °C (según el equipo), y toma como referencia las unidades SI, lo que facilita la trazabilidad de resultados.
Condiciones que gobiernan la comparabilidad. La tasa de calentamiento/enfriamiento afecta directamente las temperaturas medidas y, de forma especial, las entalpías de fusión y cristalización; por eso, el estándar exige calibrar y ensayar a la misma tasa y reportarla de manera explícita. En caso de controversia, fija condiciones de referencia: temperaturas de fusión/cristalización a 10 °C/min y transición vítrea a 20 °C/min. Esta coherencia de tasas—en calibración y en prueba—es uno de los pilares para lograr resultados comparables entre laboratorios.
Interferencias típicas del material. Impurezas y miscibilidad pueden desplazar las transiciones; el tamaño de partícula influye en las temperaturas detectadas y, por ello, al comparar se recomienda que los especímenes tengan tamaños similares. Dada la escala de trabajo (miligramos), la heterogeneidad de la muestra introduce variabilidad; asimismo, si el polímero reacciona con el aire durante el ciclo térmico, debe usar‑se purga inerte, y si el material se degrada cerca de la zona de fusión, es esencial distinguir degradación de transición. Por encima de ~400 °C pueden surgir pérdidas radiativas inciertas que afecten la exactitud.
Aptitud y excepciones. No todos los polímeros se ajustan “tal cual” al método: ciertas poliarilamidas solo cristalizan desde solución y algunos poliestirenos cristalizables requieren recocidos por encima de la Tg. En estos casos, la norma pide adaptar la preparación de muestra para capturar la transición de interés con fidelidad. También recuerda que los “calores verdaderos” de fusión exigen, en ciertos sistemas, una investigación estructural complementaria más allá de la sola DSC.
Definiciones operativas y consecuencias. La lectura de Tg se basa en un cambio de línea base (no en un pico), por lo que el punto medio de la transición suele comunicar mejor el resultado que el inicio extrapolado; esa decisión de parámetro debe declararse en el informe. En eventos de primer orden, la integración de áreas se apoya en construir líneas base entre los puntos en que la curva se separa y retorna a la línea base; si el material no se ajusta a ese esquema, se permite acordar un método gráfico alterno entre proveedor y cliente. Estas convenciones definen la “gramática” de la curva y evitan debates inútiles a la hora de comparar registros.
Marco de precisión y de armonización. La norma documenta límites de repetibilidad y reproducibilidad derivados de un estudio interlaboratorio, y adelanta su re‑evaluación a 10 y 20 °C/min para reforzar la comparabilidad futura. Aun así, señala que no existen patrones reconocidos para estimar sesgo del método y que los datos de precisión de las tablas no deben extrapolarse a todo material o laboratorio sin generar evidencia propia. Además, advierte que es similar pero no equivalente a ISO 11357 (series 1–3): al comparar contra ISO, conviene alinear definiciones y tasas antes de sacar conclusiones.
Errores comunes
Muchos tropiezos en DSC no vienen del polímetro, sino de las premisas. Estas son las causas típicas de resultados erráticos o no comparables y cómo evitarlas, según la propia D3418.
Calibrar a una tasa y ensayar a otra. La norma exige calibrar temperatura y flujo de calor a la misma tasa usada en la prueba, porque el ritmo de calentamiento/enfriamiento desplaza temperaturas y afecta especialmente las entalpías. En caso de controversia, fija condiciones de referencia: 10 °C/min para fusión/cristalización y 20 °C/min para Tg; y pide reportar la tasa en el informe. Saltarse esta coherencia es la receta perfecta para discrepancias entre laboratorios.
Preparar mal la muestra. Triturar pellets “para que quepan” sin hacer el ciclo previo puede alterar la historia térmica; la propia norma sugiere evitar el molido si no se ejecutará ese borrado previo. Además, pide homogeneidad y tamaños de partícula comparables entre lotes, porque el tamaño mueve las transiciones detectadas. En pruebas dirimentes, el espécimen de referencia son películas (films) preparados como indica el apartado de películas. Ignorar estas pautas añade variabilidad innecesaria.
Contacto térmico deficiente y recipientes inadecuados. Una tapa mal engarzada o un fondo abollado degradan el contacto térmico muestra‑crisol y castigan la reproducibilidad. Los recipientes deben ser inertes frente a muestra y referencia. Pequeños detalles mecánicos se magnifican cuando se trabaja con miligramos.
Purga equivocada o gas húmedo. Si el polímero reacciona con el aire durante el ciclo, la prueba debe correrse bajo purga inerte; y para operar sub‑ambiente es esencial que el gas esté seco. El rango típico de purga es 10–50 mL/min. La falta de purga o su humedad introducen artefactos de oxidación o hielo que se confunden con transiciones.
Confundir degradación con fusión. Cerca de Tm, algunas resinas se degradan; si no se distingue ese fenómeno del evento de fusión, la asignación de temperaturas y la integración de entalpías quedan viciadas. La norma advierte explícitamente este riesgo.
Interpretación pobre de la curva. La Tg no es un pico: es un cambio de línea base; por eso suele comunicarse mejor el punto medio (Tmg) que el inicio extrapolado. En eventos de primer orden, la línea base para integrar debe trazarse entre los puntos donde la curva se separa y regresa a la línea base; materiales no conformes a ese esquema requieren, por acuerdo, un método gráfico alterno. La Figura 2 (p. 5) ilustra el trazado de Tg en PMMA; la Figura 1 (p. 4) muestra cómo ubicar onset–pico–fin en fusión/cristalización. Leer mal estas figuras = reportes inconsistentes.
Olvidar que el eje de temperatura puede no ser la temperatura de muestra. Según el instrumento, el eje puede representar programa, muestra o un promedio; si no se sigue la guía del fabricante, se asignan mal los puntos característicos. La norma lo advierte de forma explícita.
Pesadas imprecisas y normalización incorrecta. La masa debe pesarse con precisión de ±10 µg; la entalpía se informa normalizada a J/g. Errores de pesada o de normalización sesgan comparaciones entre lotes y laboratorios.
Empujar el equipo más allá de su zona de confort. Por encima de ~400 °C aparecen pérdidas radiativas inciertas que afectan la exactitud; también se requiere capacidad de enfriamiento para obtener Tc repetibles a tasas constantes. Forzar el rango o obviar el enfriamiento controlado conduce a ruidos que se parecen a “transiciones fantasmas”.
Reportes incompletos. La sección de reporte pide identificar material y equipo, geometría/masa/recipiente, tasa de calentamiento, calibración, atmósfera y purga, parámetros de temperatura (con subscritos) y entalpías, así como reacciones laterales (oxidación, curado, degradación) si se observan. Omitir cualquiera de estos campos dificulta la trazabilidad y la comparación.
Suponer equivalencia con ISO 11357. D3418 es similar, pero no equivalente a ISO 11357; al comparar datos entre marcos, hay que alinear definiciones, tasas y criterios antes de sacar conclusiones. Tampoco existen patrones reconocidos para estimar sesgo del método; la precisión publicada (r/R) aplica a materiales del estudio interlaboratorio y no debe extrapolarse a todo sistema.
Resultados reportados
El informe de DSC bajo ASTM D3418 deja documentado, en un solo paquete trazable, qué se ensayó, cómo se ensayó y qué transiciones se observaron. En la portada técnica se identifica el material (origen y código del fabricante), el instrumento utilizado y el recipiente de muestra (material y geometría), junto con masa, dimensiones y tasa de calentamiento/enfriamiento declaradas. Se añade un resumen de calibración de temperatura y de flujo de calor y la atmósfera de ensayo con su purga (tipo de gas, caudal y pureza; si aplica, humedad), de modo que cualquier tercero pueda reproducir las condiciones.
Las transiciones de primer orden (fusión y cristalización) se reportan con las temperaturas características que definen de manera consistente el evento: inicio extrapolado, pico y fin extrapolado. En el reporte se distinguen explícitamente los subíndices de cada parámetro para evitar ambigüedades (por ejemplo, Tpm para el pico de fusión y Tpc para el pico de cristalización). Si aparecen picos múltiples, se consignan todos los valores observados. Cuando existe controversia técnica, el método establece condiciones de referencia para comparar resultados: 10 °C/min para fusión/cristalización.
La transición vítrea (Tg) se comunica como un cambio de línea base, no como un pico. Por ello, el informe suele destacar el punto medio de la transición como valor más significativo para uso práctico, junto con el inicio y el fin extrapolados para dejar trazado el criterio de lectura. En disputas, la referencia para Tg es 20 °C/min. El lector encontrará estas convenciones ancladas en la propia definición gráfica de la norma.
Las entalpías de fusión o cristalización (ΔH) se entregan normalizadas a J/g. La integración del área se realiza sobre una línea base construida entre los puntos donde la curva se separa y regresa a la línea base estable; en materiales que no se ajustan a ese esquema, se admite un criterio gráfico acordado entre partes, siempre explicitado en el informe. Este enfoque asegura que los números comparen lo mismo: energía de transición por unidad de masa, bajo el mismo procedimiento de lectura.
Si durante la corrida aparecen reacciones laterales —como oxidación, curado o degradación térmica— se dejan asentadas en el apartado de observaciones, identificándolas cuando sea posible. Esta nota contextual ayuda a interpretar desplazamientos, hombros o variaciones de área que no corresponden a transiciones puras.
Para transparentar expectativas de consistencia, el informe remite al marco de precisión del método (repetibilidad r y reproducibilidad R) derivado de un estudio interlaboratorio y presentado por familias representativas (por ejemplo, PET, PC, PE, PP y PA‑6). Es un contexto útil para comparar tendencialmente datos de distintos laboratorios; no debe usarse como criterio de aceptación/rechazo fuera del alcance de ese estudio. La norma también señala que no existe un patrón reconocido de sesgo para esta técnica.
Cuando procede, se anexan curvas anotadas que facilitan la lectura: la Figura 1 de la norma ilustra un evento típico de primer orden con sus puntos característicos; la Figura 2 ejemplifica la asignación de Tg; y las Figuras 3–4 muestran curvas típicas de calentamiento y congelación en polietileno. En el informe, estos gráficos funcionan como mapa visual de las temperaturas y áreas integradas, sin sustituir a los valores numéricos que son los que mandan en la comparación.
FAQ + mini-CTA técnico
¿Qué mide exactamente D3418 por DSC?
Registra temperaturas de transición y entalpías asociadas cuando un polímero absorbe o libera calor durante programas controlados de temperatura. En la curva aparecen picos endo/exo (fusión/cristalización) o desplazamientos de línea base (Tg), y esas “marcas” se convierten en valores comparables entre materiales y lotes.
¿Cómo debo reportar la Tg: inicio, medio o fin?
La transición vítrea se expresa mejor como cambio de línea base; en la práctica, el punto medio de la transición comunica de forma más estable el comportamiento, aunque suele acompañarse de inicio y fin extrapolados. En disputas, la lectura de Tg se realiza a 20 °C/min y con el equipo calibrado a esa misma tasa. (Véase la asignación gráfica de Tg en la Figura 2, p. 5).
¿Qué condiciones minimizan discrepancias entre laboratorios?
Usar la misma tasa de calentamiento/enfriamiento para calibrar y medir; declarar esa tasa en el informe; y, si hay controversia, comparar a 10 °C/min para Tm/Tc y 20 °C/min para Tg. Mantener la purga especificada en calibración y prueba ayuda a reproducir temperaturas y áreas.
¿Qué formas y masas de muestra son adecuadas?
La norma aplica a polímeros en granular y a piezas fabricadas de las que se puedan cortar especímenes. Evita el molido si no vas a correr un ciclo previo (puede alterar la historia térmica). Como guía, bastan ≈ 5 mg para transiciones de primer orden y ≈ 10 mg para Tg; la pesada debe ser precisa a ±10 µg. En pruebas dirimentes, se privilegian películas preparadas según el apartado de films.
¿Cómo se integran y reportan las entalpías (ΔH)?
Se traza una línea base entre los puntos donde la curva se separa y regresa a la línea base “plana”, se integra el área del evento y se normaliza a J/g. Si el material no se ajusta a ese esquema, es válido acordar otro criterio gráfico, dejando constancia en el informe.
¿Qué hago si aparecen picos múltiples?
Repórtalos todos: si hay dos picos de fusión o cristalización, declara ambos picos característicos. La Figura 1 (p. 4) ilustra asignaciones típicas con más de un máximo.
¿Cómo comparo resultados entre sitios? ¿Qué significan r y R?
D3418 publica un marco de precisión con repetibilidad (r) y reproducibilidad (R) por material de referencia (tablas 2–6). Es una guía para expectativas de consistencia; no sirve por sí sola como criterio universal de aceptación/rechazo. Además, no existe un patrón reconocido de sesgo para este método.
¿Cuándo usar purga inerte? ¿Y el gas debe estar seco?
Si el polímero reacciona con el aire al calentar, corre bajo purga inerte; para operar sub‑ambiente, el gas debe ser seco. La cámara trabaja con 10–50 mL/min de purga, y suele usarse N₂/Ar/He de alta pureza.
¿Es “equivalente” a ISO 11357?
Es similar, pero no equivalente. Antes de comparar, alinea tasas, definiciones (por ejemplo, parámetros de temperatura) y criterios de lectura.
¿Aplica a todos los polímeros “tal cual”?
No. Hay excepciones: ciertas poliarilamidas cristalizan solo desde solución y algunos poliestirenos cristalizables requieren recocidos por encima de Tg. Para esos casos se pide adaptar la preparación de muestra y registrar el criterio seguido.
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